jueves, 20 de marzo de 2014

¿Qué compete al intelectual en lo social y lo político?

Lo que compete al intelectual en términos de participación social y
política. Un texto que me han leído y no pude dejar de socializar.

Quise llamarlo las notas de Edward W. Said.


Para mí, el intelectual apela a un público - no lo flagela - tan
amplio como sea posible, que constituye su audiencia natural. Para el
intelectual, el problema no radica tanto (...), en la sociedad de masas
en su conjunto, si no más bien en los privilegiados, los expertos, los
corrillos y los profesionales, que, siguiendo las modalidades
definidas al comienzo de este siglo por el erudito Walter Lippmann,
moldean la opinión pública, la hacen conformista, estimulan a
depositar toda la confianza en un pequeño grupo de personas que "lo
saben todo y tienen el poder". Ls privilegiados promueven intereses
especiales, pero los intelectuales deberían ser los primeros en
cuestionar el nacionalismo patriótico, el pensamiento corporativo y el
sentimiento de superioridad clasista, racial o sexual.

Por eso, en mi opinión, el principal deber del intelectual, es la
búsqueda de una independencia relativa frente a tales presiones
[Universidad, Iglesia, Gremio profesional]. Comprenderá así el lector
por qué describo al intelectual como exiliado y marginal, como
aficionado, y como el autor de un lenguaje que se esfuerza por decirle
la verdad al poder.

Al subrayar el papel del intelectual como francotirador, he pensado en
lo impotente que uno se siente a menudo frente al poderoso entramado
de autoridades sociales (medios de comunicación, gobierno,
corporaciones, etc.) que eliminan cualquier posibilidad real de
cambio. El hecho de no pertenecer deliberadamente a esas autoridades
implica no poder llevar a cabo ring´un cambio directo y, por
desgracia, en ocasiones verse relegado al papel de testigo mudo de
horrores que, de otro modo nadie recordaría.

Edward W. Said New York. 1994.

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