lunes, 30 de julio de 2012

Activistas que no se casan ni con la disidencia ni con el régimen en Cuba

Por June Fernández

Ven con algo rojo y besa a alguien. ¡Porque todas las formas de amor
importan!. El pasado 28 de junio, cuarenta y seis personas que habían
recibido ese mensaje por sms o correo electrónico se reunieron en la
terminal de ómnibus de La Habana, cerca de la Plaza de la Revolución,
para besarse. Convocaba Proyecto Arcoiris, un colectivo independiente
que pretendía movilizar a la ciudadanía a favor de la diversidad
sexual y de la expresión libre de afectos y reivindicaciones en la
calle. Pese a que el Gobierno de Raúl Castro se haya desmarcado del
pasado homófobo del régimen y esté lanzando políticas contra la
discriminación, las muestras de afecto entre personas del mismo sexo
siguen siendo penalizadas por policías que las califican de
exhibicionismo impúdico. Hicimos la besada justamente para la gente
que no se decidió a salir del armario de lo autorizado y coordinado,
de lo amparado por las instancias superiores que todo lo saben y todo
lo definen. Aprendieron que la calle no era suya, sino de una
entelequia llamada los revolucionarios que nadie por fin sabe cómo
lucen o qué creen, explicó en su blog Yasmín Silvia Portales Machado,
fundadora del Proyecto Arcoiris.

Aunque medio centenar de personas pueda parecer poca cosa, organizar
una acción reivindicativa ajena al Gobierno y a la disidencia
anticastrista es algo inédito en un país en el que la polarización
política empaña toda iniciativa social. En el caso de la diversidad
sexual, el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), responsable
de las políticas de diversidad sexual, que dirige Mariela Castro (hija
de Raúl) no reconoce el 28-J (Día Internacional del Orgullo LGBT:
lesbiana, gay, bisexual y transexual) porque lo considera una
celebración imperialista y capitalista. En cambio, organiza en mayo el
mes contra la homofobia, con actividades para sensibilizar a la
población a favor de cuestiones como las uniones civiles entre
personas del mismo sexo o la cobertura sanitaria para las personas
transexuales. Así, en anteriores 28-J sólo el Observatorio de los
Derechos LGTB, un colectivo identificado con la disidencia, ha salido
a la calle. En definitiva, actividades institucionales en mayo, o un
Orgullo anticastrista en junio. Proyecto Arcoiris ha roto con esa
lógica y se ha sumado sin complejos a celebrar el aniversario de los
disturbios de Stonewall en sintonía con la comunidad LGTB
internacional.

Sus organizadores estaban de los nervios (desde el martes tenía un tic
nervioso en el ojo derecho, dice Yasmín), pero esta vez no hubo
incidentes. Eso sí, recibieron mensajes de personas que temían por su
seguridad o de que quienes habían escuchado que la iniciativa era de
un grupo opositor, cuenta en su blog otro de los promotores, Luis
Rondón Paz. Pese a esos rumores, la policía no apareció ni recibieron
presiones. Supongo que tal permisividad estuvo asociada a que el acto
de besarse puede verse como algo legítimo, inocente, hermoso, escribió
Isbel Díaz Torres, fundador también del colectivo, quien reivindica el
carácter político de la acción en un post en el que recuerda cómo fue
multado hace años por besarse con su novio en la playa. Después de la
lectura del comunicado titulado "La revolución es la lucha contra
todas las discriminaciones", la gente esperó nerviosa la señal, y se
besó. Escasearon la pasión y, sobre todo, los besos entre mujeres,
pero la foto de Isbel con su novio ha dado la vuelta al mundo entero
así que está lograda la visibilidad LGBT en Cuba. Logramos nuestro
objetivo, celebra Luis.

Izquierda crítica

Proyecto Arcoiris es uno de los pequeños colectivos autónomos que han
emergido en la última década bajo el paraguas de la experiencia más
destacada de activismo social al margen de las instituciones cubanas:
Observatorio Crítico. Esta red aglutina a personas que defienden el
anticapitalismo, el socialismo (y algunas el anarquismo) y la
soberanía de Cuba, desde la crítica contundente a todas las formas de
discriminación, autoritarismo y represión que promueve o consiente el
Gobierno.

Lo hacen a través de iniciativas como Proyecto Arcoiris, la Cofradía
de la Negritud (que critica el racismo institucional y social que
persiste en la sociedad cubana y recupera la memoria histórica de la
comunidad negra) o El Guardabosques (proyecto ambientalista liderado
por Isbel). El Observatorio Crítico difunde por correo electrónico
compendios de artículos, organiza debates sobre temas tan diversos
como los transgénicos, el transfeminismo o el reguetón y la cultura
popular, y celebra anualmente foros sociales que se han convertido en
el espacio de referencia de la izquierda crítica cubana. Están con el
proyecto socialista, pero no con el talante estalinista del régimen.
Defienden las libertades, pero se desmarcan de la disidencia oficial,
partidaria de implantar un sistema capitalista tutelado por Estados
Unidos. Frente a quienes se vuelcan en la defensa incondicional de lo
que llaman la Revolución, y quienes dirigen sus esfuerzos a derrocar
lo que definen como una cruenta dictadura, las personas vinculadas a
Observatorio Crítico se centran en denunciar expresiones concretas de
desigualdad y en debatir sobre un modelo que permita conciliar los
principios revolucionarios con el respeto a las libertades. Dicen que
la Revolución será feminista, antirracista y antihomófoba, o no será.
La proclama recuerda al movimiento 15-M del que estos activistas
cubanos se sienten hermanos.

Su ideología anticapitalista les lleva a oponerse a toda injerencia
estadounidense, pero también a cuestionar el modelo económico raulista
que promueve la iniciativa privada, la inversión extranjera y también
los despidos masivos y a abogar por fórmulas colectivistas como el
cooperativismo. También fue significativo su toma de postura ante la
visita del Papa a Cuba el pasado marzo. Mientras los castristas se
frotaban las manos por la legitimidad que les daría la visita, y los
anticastristas lamentaban la escasa atención que les dedicó el jefe de
la iglesia católica, Isbel, Yasmín y demás miembros del Observatorio
fueron la nota discordante: criticaron que un Estado laico como el
cubano derroche dinero público para acoger al líder de una institución
que no reconoce los derechos sexuales y reproductivos, ironizaron
sobre el empeño del Partido Comunista en agasajar a un líder
beligerante contra el marxismo, y censuraron que las religiones
afrocubanas (cuya influencia supera a la del catolicismo) no hayan
recibido tales reconocimientos gubernamentales. Meses antes
fantasearon con indignarse ante la visita del Papa, pero al final se
conformaron con expresarse en medios de comunicación y blogs.

El derecho de asociación en Cuba

Para entender la situación en la que se encuentra esta izquierda
aútonoma, cabe aclarar primero si en Cuba existe el derecho de
asociación. Un Estado que se define como revolucionario ha
obstaculizado históricamente que existan movimientos sociales
independientes. El discurso aperturista de Raúl Castro quien, al menos
de palabra, ha defendido la libertad de expresión y de prensa es uno
de los factores que explica la eclosión y supervivencia de iniciativas
sociales y culturales autónomas, pero el castrismo sigue defendiendo
que son las organizaciones de masas oficiales como la Unión de Mujeres
Cubanas o los colectivos ligados al Cenesex quienes tienen la
legitimidad para movilizar a la ciudadanía en torno a reivindicaciones
sociales.

El bloguero y miembro de Observatorio Crítico Rogelio M. Díaz, lo
atribuye al discurso oficial de que el concepto sociedad civil es
burgués, subversivo y una estrategia de Estados Unidos para penetrar
en el Tercer Mundo, mientras que las organizaciones de masas
incorporan en sus estatutos la noción de acatar el liderazgo del
Partido. Lo atribuye a tres factores: el clima de agresión por parte
de Estados Unidos, el estilo de liderazgo de Fidel y la política del
campo socialista. Dado que muchas supuestas asociaciones
independientes no son más que grupúsculos promovidos por la CIA y
demás fuerzas de los USA, el bloguero subraya que es imprescindible
para que la situación se normalice que Estados Unidos cese en su
intención de promover un cambio de régimen: Si esto ocurriera
milagrosamente mañana, habría que ver entonces qué voluntad tiene el
Gobierno cubano de dejar de ejercer sus férreos controles.

Se refiere entre otras cosas a la conjunción de trabas burocráticas y
falta de voluntad política que hace prácticamente imposible constituir
asociaciones. Si bien la Constitución reconoce en su artículo 54 los
derechos de reunión, manifestación y asociación (aunque el artículo
62, advierte que es punible ejercer esas libertades contra la
existencia y fines del Estado socialista), para que el Ministerio de
Justicia autorice la inscripción de una asociación en el registro
correspondiente, esta tiene que recibir el aval de una entidad
estatal, que se convierte en su órgano de relación, el que le controla
y atiende, explica Dmitri Prieto, fundador del Observatorio Crítico.

El registro tarda años en llegar (cuando llega), así que los
colectivos optan por fórmulas como crear cátedras académicas o
proyectos adscritos a centros culturales: Mientras no hay
confrontación con el sistema actual, las autoridades no ponen
impedimentos, pero pueden toparse con incomprensión, falta de recursos
y poca visibilidad, señala. Toda iniciativa individual asociativa se
demoniza sistemáticamente, más si es de carácter político. Cuestionar
de fondo las estructuras políticas y sociales es muy difícil, y además
es suicida, lamenta Yasmín.

Observatorio Crítico nació de la Cátedra Haydée Santamaría, creada
dentro de la Asociación Hermanos Saiz (AHS, la institución de jóvenes
artistas y escritores) para investigar las transformaciones de la
sociedad cubana. En 2010, cuando sus propuestas empezaron a resultar
incómodas, AHS les comunicó que sus integrantes habían superado la
edad para permanecer vinculados a la institución. Entonces ya no hubo
la necesidad de ser políticamente correctos en cuanto a la crítica a
las instituciones, señala Yasmín, lo que convirtió al Observatorio en
uno de los colectivos más contestatarios de la Isla.

Pero haberse convertido en una red sin respaldo institucional tiene
sus consecuencias. Los exiguos recursos de Observatorio Crítico, que
apenas alcanzan para comprar la merienda para las reuniones, provienen
de la solidaridad de colectivos anarquistas y anticapitalistas
europeos. No tienen sede: lo mismo celebran debates en un paladar
(restaurante de iniciativa privada) regentado por alguien simpatizante
o en un parque. Eligieron la segunda opción para un coloquio con una
activista del movimiento 15-M en Madrid que contó con la presencia
tanto de un agente de la Seguridad del Estado como de un periodista
independiente (de la disidencia oficial).

La izquierda crítica cubana se proclama revolucionaria, sus activistas
trabajan estrechamente con las instituciones cubanas o con proyectos
amparados por éstas, y se resisten a autodenominarse oposición, porque
se identifican más con un proyecto socialista cubano que con el que
defiende la disidencia. Esto les sitúa en una posición incierta: no
sufren una represión frontal, se puede decir que se tolera su
actividad, pero a medida que se consolidan sí que sienten un marcaje
cada vez mayor. El último susto ha sido que el exagente de la
Seguridad del Estado Percy Francisco Alvarado Godoy ha acusado en un
artículo a un grupo de reconocidos intelectuales cubanos de trabajar
contra la Revolución desde proyectos dirigidos por Estados Unidos en
la conocida como guerra cibernética contra el castrismo. Alvarado
Godoy ha pedido disculpas por lo que califica como un desafortunado
error, pero los afectados no las han aceptado: Errores similares
hundieron en el ostracismo durante años a autores como José Lezama
Lima, Virgilio Piñera y otros; trajeron dolor innecesario a muchos y
causaron un daño irreparable a la cultura y a la sociedad cubanas,
alerta el escritor Daniel Díaz Mantilla, uno de los difamados.

La relación con las instituciones

Rogelio destaca la estrategia del Gobierno de recoger y canalizar
inteligentemente las tensiones en varios potenciales conflictos. El
caso paradigmático es el del movimiento LGTB. El Cenesex, adscrito al
Ministerio de Salud, promueve redes de gays, lesbianas y transexuales
que, si bien salen a la calle para plantear sus movilizaciones, actúan
tuteladas por la institución. Odaymara Cuesta y Olivia Prendes, las
raperas Krudas Cubensi (emigradas a Texas), recuerdan cómo el
colectivo de lesbianas Oremi, en el que participaron, fue fagocitado
por el Cenesex. Un buen día, Mariela llegó con una actitud autoritaria
a decidir que el grupo debía trabajar de una manera vertical. Nos
impuso la presencia y liderazgo de unas psicólogas que no eran
lesbianas, que nos traían los casos con patologías que atendían en sus
consultas. No pudimos hablar de nuestros problemas como lesbianas
sanas. Por eso preferimos la autonomía, explica Prendes.

No fue su primer encontronazo con Mariela Castro. En los años noventa
trataron de montar un colectivo queer con amigas de Estados Unidos y
planearon llevar una bandera arcoiris a la manifestación del 1 de
mayo. El objetivo de la marcha es unirnos contra el imperialismo y por
el socialismo, así que dijimos: ¿por qué no llevamos nuestra
banderita, que nosotras también somos parte de este país? Ay, mija.
Nos dieron una mano de golpes. Nos robaron la bandera, después
empezaron a ir a la casa de cada activista. Le dijimos a Mariela
Castro si nos daba algún papelito o algo para hacer un grupito LGTB.
Ella dijo: No, Cuba no está preparada para esto. Coño, Mariela, esta
gente nos están contando que por ahí lo que hay es mucho: No, esto es
una cultura muy machista. Quizás en diez años.

Y más de diez años después, el Cenesex sigue tratando de monopolizar
el activismo LGTB a través de sus organizaciones, si bien algunos de
sus integrantes se muestran partidarios de que existan colectivos
autónomos. Creo que sí, es necesaria la formación de un movimiento por
los derechos sexuales que sea autónomo, pero que incluya a las
personas heterosexuales que disienten de las hegemonías y que tenga un
funcionamiento horizontal, participativo y ajeno a rencillas, rencores
y vanidades personales. Ello no implica una negación de los principios
del socialismo cubano, sino su fortalecimiento y la construcción de
una sociedad más justa y digna, defiende Alberto Roque, dinamizador de
Hombres por la Diversidad y militante del Partido Comunista.

Sus participantes sienten que este espacio adscrito al Cenesex da
margen para canalizar críticas a las políticas del Gobierno y para
expresarse con libertad. Algunos, como Luis Rondón Paz y Paquito el de
Cuba, mantienen también sus propios blogs, en los que arremeten contra
cuestiones como la homofobia en el trabajo, en el deporte o en los
medios de comunicación. Hace tiempo me la estoy jugando. Me dice un
amante que tuve: ¡Tú estás loco pal carajo!, yo le respondí: Oiga, los
cambios no caen del cielo, y lo que está mal hay que decirlo usando
todos los canales necesarios para que el mensaje llegue a su destino
lo menos contaminado posible. Así explicó Luis su apuesta por hacer
activismo dentro y fuera de las instituciones en un post a modo de
desahogo, harto de quienes le recriminan que participe también en
proyectos autónomos como Proyecto Arcoiris.

Luis fue, junto con Yasmín, uno de los promotores del boletín NotiG,
que difundía por correo electrónico tanto artículos sobre identidad de
género como contenidos más ligeritos. Se les informó de que el boletín
no podía circular sin estar inscrito en el Registro Nacional de
Publicaciones Seriadas. Aceptaron el requisito de pedir el aval de
Cenesex, pero siguen esperando respuesta.

En todo caso, Proyecto Arcoiris se presenta como una iniciativa más
ambiciosa que aspira a ofrecer asesoría legal en caso de
discriminación por orientación sexual o identidad de género, además de
promover el debate y el compromiso ciudadano contra los prejuicios
heteronormativos, a través de acciones como la besada. Se encuentran
también difundiendo una encuesta entre personas no heterosexuales para
recabar sus demandas.

También en el caso del feminismo, el discurso oficial sigue siendo que
la existencia de la Federación de Mujeres Cubanas hace que no haga
falta un feminismo autónomo. Sin embargo, esta organización de masas
sigue reproduciendo la feminidad tradicional y no afronta con valentía
problemas como la violencia machista o la persecución policial contra
las mujeres que ejercen la prostitución.

Probablemente la iniciativa autónoma más potente a favor de la
igualdad de género fuera la Asociación de Mujeres Comunicadoras,
Magín, a la que se sumaron más de un centenar de periodistas,
artistas, científicas e incluso políticas. No duró mucho: en 1996,
tres años después de su fundación, en los que no lograron ser
legalizadas, se les informó de que no podían seguir funcionando, bajo
el argumento de que se temía que Estados Unidos las utilizase.

Desde hace año y medio, el foro de debate Mirar desde la sospecha se
ha consolidado como un espacio de encuentro para las feministas
cubanas. Han tratado temas como el ciberfeminismo, género y nación, o
literatura y feminismo, contando como ponentes con académicas como
Isabel Moya o Norma Vasallo, pero también con activistas autónomas
como Negra Cubana, Yasmín Portales o Krudas Cubensi. Lo promueven tres
comunicadoras: Helen Hernández Hormilla, Lirians Gordillo Piña y Danae
C. Diéguez. Lograron el respaldo legal del Grupo de Reflexión y
Solidaridad Monseñor Óscar Arnulfo Romero (OAR), una ONG de
inspiración cristiana legalizada, y de la Unión Nacional de Escritores
y Artistas de Cuba (UNEAC), en cuya sede se celebran los debates.
Podíamos habernos reunido en nuestras casas, pero nos interesaba
penetrar en el espacio institucional y dialogar con esa estructura,
que también tiene fortalezas, explica Danae. Sin embargo, varias de
las asistentes fantasean con la idea de crear una red de comunicadoras
autónoma y transgresora, como lo fue Magín.

Otro proyecto lanzado de forma autónoma pero con cierto respaldo
institucional, es Afrocubanas, promovido por la bloguera Sandra
Álvarez y la escritora Inés María Martiartu, con el objetivo de
visibilizar las contribuciones de las negras cubanas a la cultura e
historias nacionales, explica la primera. Su resultado es un libro, un
blog y varias reuniones de mujeres negras en casa de la propia Sandra,
para debatir sobre feminismo y antirracismo.

Internet, la llave para la autonomía

En Cuba la mayoría de la población sigue sin acceso a internet, y
quienes lo tienen sufren una conexión muy precaria. Eso sí, en La
Habana la información circula mediante las socorridas memorias USB. El
Gobierno sostenía que el bloqueo por parte de Estados Unidos impedía
habilitar la banda ancha, con lo que justificaba definir sectores con
acceso prioritario a internet vía satélite (instituciones públicas,
universidades, hoteles...). En 2007 Hugo Chávez anunció que se
instalaría un cable de fibra óptica desde Venezuela a Cuba, pero el
proceso ha sido lento, misterioso y no han faltado los rumores de
corrupción. A día de hoy, el Gobierno declara que el cable se
encuentra absolutamente operativo, pero los internautas no han notado
mejora alguna en la conexión. Incluso blogs considerados oficialistas,
como La Joven Cuba, han criticado la falta de transparencia y las
resistencias a universalizar el acceso a internet. La mayoría de
ciberactivistas publica en sus blogs y en las redes sociales desde sus
puestos de trabajo, con el consiguiente riesgo de vigilancia y
despido.

En todo caso, internet ha sido uno de los elementos que ha permitido a
personas de izquierda crítica hacerse visibles, sobre todo fuera de la
isla, e ilusionarse al menos con esta nueva forma de compartir
información y difundir sus denuncias. En junio, por ejemplo, la
policía detuvo durante doce horas en La Habana a dos miembros de
Observatorio Crítico que portaban sprays de pintura en las mochilas. A
esas horas ya el OC había hecho pública la denuncia en Facebook,
Twitter, y el blog del colectivo en WordPress. Afortunadamente, las
nuevas tecnologías logran acelerar un poco el proceso de justicia,
aunque no alcanzan a transformar el absurdo, escribió Isbel en Havana
Times.

Havana Times es el diario digital de referencia de la izquierda
crítica: entre sus articulistas habituales destacan varios militantes
de Observatorio Crítico. Su director, Circles Robinson, lo define como
una fuente independiente sobre la compleja realidad cubana, que lucha
por un pluralismo informativo y de criterios en un país donde esa
voluntad ha sido vista con ojos de sospecha. Navegando en aguas muy
polarizados, pretendemos contribuir a elevar el debate para encontrar
soluciones incluyentes a las problemáticas del país, añade. HT publica
en castellano e inglés artículos de opinión sobre el multipartidismo,
las relaciones con la iglesia católica o las reformas económicas;
noticias que informan sobre cuestiones que los medios oficiales
silencian (los derrumbamientos de edificios o el misterioso cable de
fibra óptica) y entrevistas para dar a conocer a nuevos talentos de la
cultura cubana.

Durante el último mes, Havana Times ha sido acusada en dos artículos
publicados en Cubadebate y Rebelión, respectivamente, de ser un medio
alentado por Estados Unidos y de apoyar a contrarrevolucionarios como
la bloguera Yoani Sánchez o Estado de Sats, por haberles entrevistado.
Que Circles naciera en Estados Unidos (como podía haber nacido en
cualquier otra parte, dice él, que ha vivido en diferentes países y ha
trabajado durante siete años para el Gobierno cubano) facilita las
cosas a quienes le acusan de estar ligado a la Oficina de Intereses de
Estados Unidos en Cuba.

Otro espacio interesante para quienes quieran salirse de la llamada
ciberguerra entre blogs anticastristas y oficialistas es la comunidad
Bloggers Cuba. Nació con la vocación de romper con la dicotomía entre
la experiencia de vida en la Isla y su escaso reflejo en los medios
nacionales y extranjeros. La mayor parte de sus integrantes defienden
abiertamente el socialismo, pero la incorporación de blogueras
feministas, antirracistas y a favor de la diversidad sexual, como
Yasmín o Sandra Álvarez, autora de "Negra cubana tenía que ser", ha
reforzado el contenido crítico y comprometido de este agregador de
bitácoras.

Sandra, Yasmín, Isbel, Luis, Dmitri, Rogelio... Los nombres se repiten
cuando se trata de hablar de izquierda crítica, de activismo feminista
y LGTB, de blogs y medios independientes, o de proyectos culturales
ligados a las instituciones. Son un puñadito de personas, pero van
ganando adeptas en su empeño por construir una Cuba socialista y
soberana, fiel a los principios revolucionarios que guiaron la lucha
contra la dictadura de Batista, y libre de represión y autoritarismo.
En plena eclosión del cuentapropismo a raíz de que Raúl Castro
ampliase el catálogo de profesiones que se pueden ejercer de forma
autónoma, bromean con solicitar a la Organización Nacional de
Administración Tributaria una licencia para activistas por cuenta
propia. Mientras el Gobierno sigue obstaculizando la consolidación de
movimientos sociales independientes, la gente de la órbita del
Observatorio Crítico pide a los colectivos de izquierda de otros
países que abandonen la complacencia hacia el régimen castrista y les
apoyen como el movimiento que puede sacar a Cuba de la pugna entre dos
modelos en crisis, el comunismo estalinista y el capitalismo
imperialista.

June Fernández es periodista. Dirige la revista digital Pikara
Magazine y colabora con Diagonal y eldiario.es, entre otros medios. Su
blog: . En Twitter: @marikazetari

Tomado de Frontera D, 23 de julio 2012, URL:
http://www.fronterad.com/?q=node/5856

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