SARA I
Son
las 7 Am, Sara apenas puede aguantar el dolor de cabeza por estar toda
la noche mirando una una novela que le copiaron del paquete
de la semana.
—Ay
Sara, ¡No puedo creer que vayas a llegar tarde otra vez al trabajo
—Ella frota su larga
cabellera castaño obscuro. Este juego me va a costar el empleo,
tengo que ponerme para las cosas, por mucha estima que me tenga el
jefe, si caigo de nuevo no habrá contemplaciones. —miró
su reloj, alcanzó el teléfono celular encima de la mesa y envió un
mensaje de texto a su colega
en la oficina.
“Hermana,
por favor ayudame 15 minutos con el trabajo, llegaré un poquito
tarde, gracias de antemano. Sara”
—Está
hecho ¡Hay tengo que vestirse rápido que no queda mucho tiempo!
Espero que mi compañera pueda aguantar el tiempo que le pedí.
¡Estoy molida! A un gustazo, un trancazo —dijo para si sonriendo y
resolvió agilizar el ritmo— ya está bueno, andando que se quita
el frio.
En
veinte minutos estaba en las puertas de su trabajo..
Sara
es la segunda asistente de la secretaria de Daniel; actual Director
de Marketing y Relaciones Públicas de la nueva Empresa Cubano China
de automovilismo “Moyota”. Ubicada en la Calle 23 frente al
antiguo parque “El Quijote” del Vedado. Seis años atrás en ese
lugar existió un edificio de dos pisos con un parqueo de 50 metros
cuadrados aproximadamente. La planta baja del inmueble contaba con un
restaurante de productos del mar colindando con otro restaurante
privado frente al mismo parque. Meses más tarde se negoció la
compra de los dos locales y la propiedad superior con el espacio del
garaje, y para buena suerte de los nuevos propietarios, el edificio
se encontraba en tan mal estado, que patrimonio ni se inmutó cuando
se procedió a demoler todo lo que existía en ese pedazo de terreno.
La
construcción del nuevo establecimiento de oficinas duró 6 meses y
para que no sobresaliera al diseño del resto de los edificios
colindantes, se acordó no sobrepasar las 3 plantas, y su fachada
plantearla parecida a la del banco ubicado frente a la antigua
Agencia Internacional de Información (AIN).
—Espero
que Daniel me perdone. No sé que me pasó, no advertí el pasar de
las horas. Esta vez me van a matar en la empresa.
Su
colega estuvo puntual en la oficina y preparó las condiciones para
que cuando llegaran los jefes la ausencia de Sara fuera lo menos
notada posible. Daniel no había llegado aún porque estaba en los
preparativos finales de aniversario y la jefa de despacho estaba en
el aeropuerto recibiendo a una delegación de Canadienses con interés
de invertir en la empresa .
—Que
suerte, los jefes no están. —Pensó
aliviada—. Gracias por cubrirme el puesto, cuando necesites de algo
sin problemas te ayudo está bien. De todos modos prometo que fue por
esta vez. —La otra muchacha respondió inclinando levemente su
cabeza hacia delante e ipsofacto regresa a sus actividades—.
—Bueno,
voy para la oficina a revisar los correos y preparar los informes de
Daniel, seguramente el está contando conmigo para la presentación
de esta tarde.
Daniel
y Sara se conocieron en el Lobby del Hotel Copacabana en una
convención sobre las buenas prácticas de comunicación en las
corporaciones. Fue my simpática las circunstancias en las que se
encontraron, al principio, Sara pensó que el estaba interesado en
ella sexualmente por la manera penetrante de mirarla, aunque la
verdad ella estaba loca por echarle el diente.
—Nunca
un hombre me había mirado de esa forma —pensó—.
A
Daniel le sucedía algo parecido, pero no en el modo sexual, era un
hecho de que si había algo de morbo en sus miradas, pero nada que
ver. Estaba recién casado y se acababa de mudar con Ricardo al Hotel
Habana libre y no sentía ánimo alguno de enrolarse nuevamente con
una mujer, no obstante, había algo que sobremanera llamaba la
atención en la muchacha, así que decidió abordarla en cuanto
terminó el evento.
—Hola,
¿Cómo estas? Movido evento ¿Verdad? A propósito, mi nombre es
Daniel, Presidente ejecutivo del área de Comunicación y Marketing
de la Corporación Moyota S.A. —dijo estrechando las delgadas manos
de la joven muchacha—.
—No
es la firma de autos China?
—Si,
la misma —Le entregó su tarjeta de presentación—. No suelo ser
tan expresivo, pero la verdad hay algo en usted que me ha llamado la
atención.
—Gracias,
muy amable, mi nombre es Sara. Soy técnica en trabajos de oficina y
recibí entremiento para estudios de mercado y marketing comercial.
—se sonríe. hablando en buen cubano, secretaria. —sonríen
ambos—.
—Por
Dios, pero si es casi idéntica a la primera novia que tuve—dijo
para si mientras seguía atentamente la explicación de la joven.
Sara
mide aproximadamente un metro setenta, tiene los ojos verdes, piel
blanca con algunas pecas, y un cabello castaño claro al estilo
masculino que por su compostura física le hacían ver muy atractiva
en aquel lugar.
—¡Pero
que lindo es, que galán!. Si mi novio me oye me mata, je je —dijo
Sara para si mientras observa detenidamente las manos de Daniel y se
percata del anillo en su mano izquierda—. A ver en qué dirección
va esto. —se dijo para si con recelo—.
—Me
gustaría invitarle a beber algo, si no le es inconveniente alguno
—Dijo persuasivo—. Yo pago. No te preocupes, no es lo que te
imaginas, estoy casado y no tengo intenciones de ser infiel.
—Uff
menos mal —dijo para si relajada—. Está bien, sentémonos en la
cafetería del hotel Copacabana, — asintió más calmada y señaló
la cafetería en la terraza—, me han dicho que tiene una excelente
vista al mar.
—¿Y
qué esperamos? Vamos —respondió—. Sabes, nunca he estado en
esa parte del hotel.
—Yo
he estado dos veces, —responde ella—. La primera vez fue con mi
padre y la segunda con mi actual novio.
—Que
bien, entonces serás mi guía, —bromeaba mientras subían los
escalones que conducen a la cafetería—.
—Eres
muy simpático —sonrió Sara—, mira sentémonos en la esquina que
está cerca del Helecho gigante —indicó. Ahí hay una mejor vista
de la puesta de sol.
–
Creo que será una charla
muy interesante,
–
¿Tu crees?
—Estoy
convencido de ello, de hecho creo que seremos buenos amigos, y según
lo que me has contado de tu experiencia profesional, me gustaría que
mi jefa de despacho tuviera una asistente como usted.
—Por
favor, que podemos tutearnos —reprendió Sara con jovialidad—.
—Está
bien, rectifico. Una asistente como tú, aunque aclaro que tienes que
demostrar tu capacidad y eficacia
.—Se
sientan—.
–
¿Deseas comer algo? Yo
estoy herido y no de bala, esas 6 horas seguidas de conferencia en
conferencia me dejaron el estomago vacío. Pide lo que quieras . Yo
tomaré un jugo de pera y un emparedado de vegetales con atún.
—Creo
que tomaré lo mismo que tu, pero el jugo lo cambiaré por una
cerveza. —respondió—, y para picar unas aceitunas con queso
blanco.
Continuará...
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