Por Luis Rondón Paz
Hace unos días estuve recibiendo correos de algunos amigos que me
recomendaban que fuera a ver la obra "La hijastra", de Rogelio
Orizondo en versión y adaptación de Juan Carlos Cremata Malberti.
Los criterios han sido de todo tipo, algunos de que esta muy buena, y
otros de que es puro desecho sólido y vulgaridad. Ante todo este
polémico mejunje de referencias, tomé la decisión de, una vez más,
darme un chance y terminar mi curiosidad asistiendo a la obra, a ver
de qué se trata la puesta en escena.
Antes de pasar estuve atendiendo una amiga y esto tuvo por
consecuencia que por poco no logro entrar al teatro, pues había una
clase línea de personas que parecía eso la entrevista de salida
definitiva de Cuba en cualquier embajada extranjera :). Bien, pero
llegué con tan buena suerte otra amiga me facilitó la entrada y pase
al teatro.
En el escenario se escuchaba algún que otro fragmento musical, una
iluminación que da ambiente de circo y algún que otro actor
interactuando con el publico para variar y entretener hasta que diera
inicio "La Hijastra".
En principio constaté de la escenografía su mensaje agresivo, al
expresar gráficamente el deterioro de la sociedad, a ver, lo describo:
En el centro del escenario, en un plano lejano, se ve una persona
menor de edad en uniforme escolar sentada en un pupitre (pienso que el
mensaje alude lo que muestra la enseñanza primaria); en el plano
intermedio se desarrolla una buena parte de la obra; y en el primer
plano hay un cartel que dice "Peligro alto voltaje".
Cabe destacar que el escenario completo está rodeado de un montón de
basura y desechos sólidos, y entre la basura y el público se exponen
mensajes de propaganda política alegórica a la cultura "triunfalista"
de la nuestra sociedad, que a mi entender hacen alusión al hundimiento
del ser humano dentro del desperdicio al manifestar creencias
irracionales, esquemas machistas, homofóbicos, racistas e incluso
regionalistas.
La cercanía con lo cotidiano de la sociedad, según los parlamentos
interpretados por los artistas, no me convencía. El escenario
contrastaba con la manera de interpretación de los actores,el guión no
llegaba, ¿o lo que pretendía era hacer "reflexionar" al público con
malas palabras y nada de dramaturgia?.Eso lo lograba. Mientras algunos
reían, yo analizaba una y otra vez el discurso de los actores, y
realmente no lograba entender de qué, o a quién, o qué era lo que
quería comunicarse desde el escenario con las líneas "interpretadas"
por el elenco de "La Hijastra".
La escena de sexo explícito no me mostraba nada. ¿Lo cómico de todo
esto es que en el teatro te estaban poniendo una "buena película
porno"? Sin embargo, en los centros de trabajo te cuesta la expulsión,
y si eres del PCC, te hacen hasta un consejo disciplinario teniendo en
cuenta el tipo de "pornografía" que estés mirando, si es varón con
hembra te tratan suave, pero si es varón con varón, ¡candela!.
Por otra parte, me parece que no hay necesidad alguna de que desde las
tablas se proyecte un mensaje tan sobresaturado en vulgaridad y
agresividad. El teatro siempre ha sido un espacio en el que hay
disímiles formas de decir que un sistema social no sirve, o que la
sociedad esta hecha un desecho, como lo exponen claramente en la
escenografía. Considero que no es necesario recalcarlo al público
cubano, que está más que cansado de ver esto en las calles de La
Habana.
Se usó mucho el cliché del "ciudadano común", el mismo en Cuba está
más que cansado de ver la vulgaridad, el mal gusto, la mala educación,
la violencia de género, el abuso sexual, la homofobia, la doble moral,
el oportunismo y el reiterado modo en que se denigra la imagen del
individuo/a discapacitado, para obtener beneficios de quienes
controlan los medios de producción en aras de subir en la cadena de
corrupción estatal.
Dentro de todo ese rollo "artístico" no vi nada "artístico". Se que
desde las tablas hay disímiles formas de hacen pensar al público, hay
otros canales dentro del teatro para incidir políticamente y que se
"abran los ojos". No es sano agredir al receptor con mensajes cargados
de violencia cotidiana amplificada y textos que no dicen nada. Además,
los emisores generan rechazo en el receptor, por lo grotesco de sus
"representaciones" sembrando más miserias humanas de las que
actualmente hay en nuestro país.
Me parece que la puesta en escena "La Hijastra" es más de lo mismo,
que puede o no hacer pensar a los ciudadanos de este archipiélago,
pero muchas personas que han visto la puesta coinciden con mi
criterio. Pienso sobretodo en el contexto que se enuncian las "malas
palabras", actualmente están pasados de moda; a muchos les puede
gustar el gancho que trae el sexo explícito y los "chistes vulgares",
pero desde el arte que busca hacer pensar, e instar al público que
tome parte y se de cuenta que hay cambiar las cosas, lo dudo.
De la manera en que está la puesta, considero que no va a ningún lado,
es como seguir cocinándonos dentro de la misma salsa (aceite de cocina
quemado por 3 días), pero con un matiz grotesco que, en vez de generar
pensamientos positivos, crea decepción y menos deseos de hacer algo
por cambiar las cosas.
Al final, me llamó la atención que muchas personas aplaudieron la obra
dentro del teatro, pero cuando salieron fuera, decían cosas de este
estilo:
"Que pena. El teatro de buen gusto se esta perdiendo, la sociedad se
esta hundiendo cada día más en ese tipo de "arte". No se que será de
nuestro país con escenas de tan bajo nivel actoral, llenas de
obscenidades y textos que realmente no aportan al crecimiento de la
cultura y la humanidad del ciudadano cubano."
Eso da mucho que pensar.
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