lunes, 6 de enero de 2014

Mis derechos y una amarga experiencia

¡Que manera de comenzar el año!, reflexionaba encerrado en casa
minutos después de experimentar uno de los eventos más amargos de mi
vida.
No hay palabras para describir lo desagradable que es tolerar un
escándalo en la puerta de tu casa… en mi caso estuve preparado para
defenderme, pero por respeto a otra persona que estuvo presente no
reaccioné ¿O quizás fue porque sentí temor? No por mi vida, más bien
por todos los proyectos que tengo planteados para mi futuro, no podía
permitir que una persona desconocida fastidiara mi existencia…
En cierto modo la presión de sus palabras amenazantes lograron
descontrolar mi estabilidad emocional –Porque no es fácil que una
persona que se supone es fiestera y chévere te salga con esa carta
bajo la manga. Ahí me acorde de una canción rap de Los Aldeanos que
dice que "la gente cambia de la noche a la mañana" –.
No podía dormir, no lograba entender por qué esa persona se proyectó
hacia mi de esa manera, prohibiendo que me quejara de cualquier acción
proveniente de su casa que atentara contra mi tranquilidad…
Por un momento pensé que estaba protagonizando una película donde hay
mafiosos con el poder de hacer lo que les place pasando por encima de
la ley. O peor en uno de los barrios más agresivos del país – y mira
que he visitado barrios de cero tolerancia, pero jamás me señalaron
con el dedo, hasta este día, supongo que para todo hay una primera vez
¡Y que primera vez! –.

Lo más traumático para mi era tener que acatar al pie de la letra lo
que el agresor me gritaba:

– Te quedas callado mientras estoy en Cuba, ¡Cero tolerancia! No
quiero saber de quejas por la música alta… Vecino, callado, – advirtió
el agresor –. Cuida bien lo que vas a decir, ¡Que te despingo!…

Si hay algo que no soy capás de obedecer, son las órdenes que van en
contra de mis principios y valores que forman mi estilo de vida y
posición política en mi desempeño cotidiano como activista promotor de
derechos humanos de las personas donde quiera que estén… Ahora con más
claridad tengo que terminar de hacer los arreglos de mi casa, buscar
una buena permuta que facilite salir de este infierno, pensé.

La ansiedad comenzó a llenarme la cabeza de cosas sin sentido no tan
irracionales "El nivel de fatalidades por violencia ha crecido en el
Municipio Boyeros, hace veinte días hubo una bronca cerca de mi casa
donde hubo arma de fuego (tiroteos). Y se comenta que hace menos
tiempo un muchacho murió desangrado en el Policlínico víctima de una
puñalada en una pelea de vecinos ¡No puedo permitir que eso me suceda
a mi!"

Tampoco podía bajar la cabeza y permitir que una persona con dos
brazos y dos piernas igual que yo se sienta con el derecho de privarme
el derecho de quejarme por invadir y agredir mi espacio.

– No puedo seguirle el juego con violencia, no eres violento luisito,
tu te sabes defender, pero si algo te enseñaron es a no usar la
violencia física, la ley está ahí para defenderte ante cualquier tipo
de agresión, se civilizado… ¿Y si la ley no funciona? ¿Y si después
que haga la denuncia toman represalias? – Reflexionaba, y mi paranoico
ego atentaba constantemente contra mi lucidez.

Le conté a una amiga a través de un SMS lo que me atormentaba, incluso
envié una copia por SMS a mi cuenta en Twitter denunciando el
incidente. Algo aparentemente tonto, porque no tengo Internet en el
celular, pero consideré importante hablar de lo que me estaba
sucediendo en Cuba.
La amiga del mensaje me respondió al momento, sugirió cerrar bien la
casa y por si acaso llamara a la policía.
Pensé hacerlo, aunque a esa hora de la mañana dudaba mucho que fuera a
servir de algo.

Telefoneé al celular de mi hermano ya con un nivel de estrés acumulado
bastante alto, me sentía literalmente al borde del desequilibrio, por
lo que traté por todos los medios de hacer terapia ocupacional con mi
ego para mantenerme lo más objetivo y calmado posible.

Cuando mi hermano finalmente atendió al teléfono y escuchó mi historia
dijo que en cuanto amaneciera estaba en la casa conmigo para ir los
dos juntos a la estación de policía a denunciar al sujeto.
–Eso es amenaza, el tiene que pagar por violar la ley, no tiene
derecho de agredirte de esa forma – dijo–.

Amaneció, apenas pude dormir, temí por mi seguridad, temí que hiciera
algo contra mi casa, porque vivimos pared con pared. Una situación
incómoda para mi, muy incómoda…

Finalmente llegó mi hermano y nos dirigimos a la estación de policía
donde haría la denuncia.
En el trámite estuvimos desde las 9 de la mañana hasta las 12M que
terminé la primera parte del proceso…
Por suerte, en la estación estaba un amigo de la familia que nos
reconoció enseguida y nos ayudó en todo el tramite legal haciendo
llevadera para mi la situación tan traumática en la que me encontraba.
No era la primera vez que prestaba declaración por algún hecho
delictivo, pero en este caso la víctima era yo y tuve que revivir
aquel momento más de 6 veces. La ultima fue cuando presentaron al
susodicho frente a mi.
Supongo que es un procedimiento básico, el careo entre la victima y el
agresor para detectar la gravedad del asunto y veracidad de la
acusación, pensé.
A pesar de lo afectado que me sentía, busqué en mi mente las
herramientas que estaban a mi alcance para mantener la calma y
conducir mis palabras de forma coherente.
Aunque si todo se ponía más tenso y no me sentía en capacidad de
expresarme correctamente, tenía una carta a mi favor:

El incidente estaba grabado, Tuve esa idea (muy genial) antes de
enfrentar el sujeto agresor. Esta información fue escuchada por la
persona tomó mi declaración y por un amigo que trabaja en la estación
de policía. Además, dejé copia de esta a dos personas más en formato
digital por si algo sucedía en mi casa, Una vez más me vino a la mente
eso de que la paranoia es lo único que tengo, argumento válido para
alguien estrechamente vinculado con el activismo.

Durante el careo El agresor dijo que estaba de tragos (como si eso le
fuera a librar de lo que hizo) y usó en su defensa como argumento que
siempre estaba quejándome y buscando problemas, que vivía en ese lugar
hace poco tiempo (¿Como si el vivir mas tiempo en un lugar le da mas
derecho sobre l@s demás? ¿La ley de la selva? Me parece que no), que
ellos llevaban treinta años viviendo en ese sitio, por lo que él se
cansó y decidió intervenir con violencia…

El mediador (El policía) le llamó la atención porque ese no era el
modo de proyectarse con ninguna persona, que para eso existía la
comunicación, y que hay un código penal y un código de familia que
regulan la convivencia entre vecinos, y recalcó que la música debe
ponerse moderada a la hora que sea y que no debe molestar al vecin@.

Cuando me tocó hacer la versión de la historia, una vez más tuve que
explicar al mediador lo que sucedió, pero con el agresor frente a mi,
me sentí muy incómodo:

En mi mente los prejuicios cuestionaban mi masculinidad y la posición
de de "macho" varón masculino declarando ante la policía una agresión
y amenaza de otro "macho", como si el varón fuera superior que la
hembra y entre ellos resolvían las cosas a machetazos o a los golpes
como dos animales.
Todos esos pensamientos pasaron por mi mente como un rayo, a la par de
que mi pobre ego suprimía esos criterios machistas y sexistas allá en
el subconsciente. Nací con ellos, se que existen, están en mi mente.
Se que son irracionales y constantemente adquiero herramientas para
de-construirlos y o lidiar con ellos en la vida cotidiana…
En este momento tocó empoderarme y poner el la práctica lo aprendido,
usar los canales adecuados para evitar un mal mayor y acudir a la ley,
que ella es quien da solución a los problemas que pueden surgir entre
las personas. Porque ningún ser humano tiene derecho de agredir o
amenazar a otro ser humano, ni siquiera la ley está por encima de
ello. Como tampoco te exime de ella su desconocimiento.

Para no extenderme mucho en el incidente.

Finalmente, sobre las 5PM el veredicto fue el siguiente:

El agresor fue multado por el delito de Agresión y Amenaza.
Además, se le adjuntó a su expediente una carta de advertencia, que se
hace extensiva hacia sus familiares y o cualquier persona relacionada
con él que pudiera tomar represalias en contra de mi persona. En caso
de que algún daño se me hiciera, él automáticamente sería deportado y
perdería el derecho de entrar al país por tiempo indefinido.

Esta vez se hizo justicia. Una amiga me felicitó por hacer ejercicio
de mi derecho como ciudadano cubano y como ser humano, y deseó que la
ley se cumpla del mismo modo ante hechos de violencia por razones de
género (violencia de género), a lo cual le respondí (bromeando) que mi
caso de cierto modo fue violencia de género porque el agresor es
proporcionalmente más grande que yo en físico, solvencia económica y
edad, yo solo soy un cubano de a pie, estudiante universitario,
trabajador y activista empoderado, creo que eso último es lo que no
espero el agresor, que yo conociera mis derechos y la ley.

De todos modos me recomendaron ser prudente y pasarme un tiempo fuera
de casa para evitar roces con el sujeto o su familia. Eso hice, a
pesar de que en la estación me aseguraron que la sanción es vigente
para este caso por cinco años, que podía estar tranquilo, que no me va
a pasar nada y si alguna cosa, por lo más más mínima sucediera, les
llamara ipsofacto…

De todos modos me tomé unas vacaciones, es mejor prevenir que
lamentar, necesitaba desintoxicar mi cuerpo de todo ese ambiente en el
que estuve inmerso. Fue demasiado, muy intenso, estresante, agobiante,
sofocante…

Lo que me consuela es que la ley jugó su papel y garantizó el derecho
a defenderme. Espero poder dormir tranquilo cuando regrese a mi casa.
Aunque pienso que será algo incómodo tener que ver todos los días o
casi todos los días a esas personas desde el patio de mi casa, o
pretender que no existe nadie en la puerta de al lado porque para mi,
después de este incidente, ell@s no existen.

Espero que aprendan del error y no se atrevan a violar la ley que está
ahí disponible para sancionar con toda su fuerza a quienes se crean
con el poder de actuar impunes.

Mi hermano dijo que este año la ley venía con mucho más rigor que los
anteriores, y dijo además, que si venía con fuerza para terminar con
todos los comportamientos que atenten al bienestar y armonía de la
sociedad cubana, pues que así sea. Si necesitamos una dictadura que
eduque a las personas que se creen con el control del país por su
dinero, pues que ella caiga con todo el poder sobre sus hombros.
Concluyó

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