jueves, 19 de febrero de 2015

Reflexiones de un activista

El nuevo año fue una prueba de fuego, de verdad, si yo fuera fan del horóscopo dijera que el predijo la mayoría de lo que se me avecinaba.
Duro el inicio de año2015 , un reto a superar como ser humano y como aprendiz de intelectual.

Reflexiono y miro como despedí el pasado 2014, hubo una reconciliación y un rompimiento necesario en mi vida, aprendí por las malas que en Cuba hay un sector muy jodido, viciado en valores de doble moral y arraigados a tal nivel que forman parte de su naturaleza humana.

Es una pena, pienso, porque he conocido gente tan linda, tan buena cama, y tan delicadas.
Ja! Esa es una cara de la moneda, pues la otra cara muestra miedo, homofobia ínternalizada e impregnada al quehacer diario. Causados por la historia de cuba que ha arrastrado por más de 400 años el estigma y la discriminación al ser diferente.
Por razones de color de piel, orientación sexual e identidad de género, entre otras. Intensificados en las diferencias sociales, que han facilitado en ciertos sectores de la ciudad, digo en ciertas personas con grandes posesiones económicas, preocuparse sólo por resolver su problema (pagar por tener sexo), no asumir compromiso y sobrevivir en la mentira.

Mentira que para muchas y muchos seres humanos en Cuba es loable, si se tiene en cuenta que la ley actual no otorga garantías a esas personas que por algún motivo muy particular determina asumir su identidad sexual en público.
Amén de que los medios de comunicación masiva han endiosado al homosexualismo, de un modo tal que en aras de generar opinión positiva ha creado rechazo de la audiencia, por el estilo y forma en que se ha generado el mensaje: mecanizado y carente de real inclusión social, cuando las campañas públicas de sensibilización deberían ser proyectadas transversalmente, democratizando la reproducción del mensaje y facilitando el acceso a la ciudadanía a participar en como les gustaría ver, entender, asumir y respetar el derecho a ser distinto o distinta y de expresar su afecto en el público.
La cultura política de las sexualidades, masculinidades, feminismo, derechos humanos y civiles, todos estos sobre la mesa en un clima horizontal. Donde las creencias irracionales asociadas a presunciones básicas caducas, a pesar de que en la relación que tengan con el medio en que vivimos haya condicionado y naturalizado la mentalidad cuadrada. Es imperativo sacar del cuadro el impedimento psicológico y mecánico-de-control-estratégico en el poder ejecutivo de mi Gobierno.
Claro, eso se diría que es difícil, porque existe el prejuicio y el oportunismo detrás de cada flexibilización o restricción, sean estos de interés Parricular o ínter-sectorial de una minoría con poder real. Por suerte y lamentablemente, en el ámbito legal cubano este tipo de conducta no es correcta, si se trae a colofón lo que dicta la Carta Magna de la República de Cuba en torno a lo que la población cubana entiende como Justicia Social y su carácter inalienable al Socialismo real o construcción del Socialismo.

Me ha dado sueño, seguiré reflexionando en otro momento.
Me despido con otra reflexión:
El derecho a la felicidad o a tener los recursos, o trabajar para tener esos recursos en pos de obtener bienestar, calidad de vida y felicidad en Cuba. Aunque les moleste a algunos sectores del poder político y las mayorías sexuales, es un derecho que les toca a todas y a todos.
El estado, está en la obligación de ejecutar policías públicas y de orden jurídico para que nadie quede desamparada o desamparado.
No importa Que orientación sexual, identidad de género, filiación política, color de piel u origen regional.

He dicho. No quiero una revolución de mentirita, quiero verdadera inclusión social, donde todas y todos se sientan parte del proceso, aunque no compartan criterios, porque sería muy aburrido si todas y todos pensamos y actuamos igual.

Es necesario una renovación del proceso, donde toda la memoria histórica de Cuba. Desde la conquista hasta la actualidad sea conocida por la ciudadanía. Para que no se continúen cometiendo errores.

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