Ya estoy en el 2013, bueno no es que sea algo trascendental, pero
cierra una era para muchas personas entre ellas yo, que puedo decir
que no ha sido un año tan malo, si ha sido bueno para mi
crecimiento intelectual y humano, he aprendido más de mi ego y cómo
controlar mejor mis malacrianzas, he identificado mejor que no todo
circula a mi alrededor, el mundo se mueve y yo con él, porque todos/as
somos materia, energía y poder, por lo tanto, se debe aprender a
conocer a los demás siempre y cuando conozca mejor al inter ego.
A partir de ese punto, pienso un activismo sano, transparente, neutral
y político en aras de incidir objetivamente al imaginario de las
personas que tienen que ver, o no, con las decisiones que definen el
desarrollo socioeconómico, e impactar positivamente en los seres
humanos, esencialmente dentro de Cuba.
Siento que el pasado 2012 fue lastrado por malas decisiones, inducidas
por personas con sed de mantener su poder hegemónico y heteronormativo
(me refiero al Censo de Población y vivienda y al Proyecto de
Modificación del Nuevo código de La familia). Pese a ello, muchas
personas hicieron y hacen escuchar su voz dentro y fuera de Cuba, el
mundo supo que aquí dentro existen personas sexodiversas que promueven
los derechos sexuales basándose en los principios fundamentales de los
derechos humanos, exigiendo abiertamente al poder su cumplimiento y
garantía, por estos ser universales, inalienables e interdependientes,
además recalcaron su ideología antimperialista y anticapitalista e
invocaron la memoria histórica de La Revolución Cubana -esta se hizo
para los humildes y con los humildes-, y la construcción del
Socialismo tiene como rasgo fundamental la igualdad de oportunidades y
derechos. O sea, que no se puede discriminar o excluir a las personas
por vestir o sentir diferente sea del sexo, rol de género u
orientación sexual, sin obviar el amparo legal que propicia la
Constitución de la República de Cuba.
Hace un tiempo, recuerdo escuchar de un colega las siguientes
palabras: El activismo siempre está y estará por delante de quienes
tienen el control ejecutivo de las políticas hegemónicas , de eso se
trata, de pensar y de ver más allá de nuestras narices, a propósito de
que el actual presidente ha dicho entre lineas en varias ocasiones -o
salimos del inmobilismo, o se jode esto-.
Si colapsa el país (espero que no, teniendo en cuenta que Cuba está en
una estado parecido a un parto, doloroso para el pueblo y doloroso
para el sistema) se corre el riesgo de que los especialistas en masa
de croqueta, con quienes hemos convivido por más de 40 años, se hagan
más fuertes con la absorción absoluta de los medios de producción,
propiciando a los otros la acumulación del capital y concentración de
la producción, trascendiendo así a un nivel superior del Monopolio
Estatal.
Tengo fe como siempre, en que se escuche más abiertamente la opinión
de todas las personas, se tengan en cuenta los criterios a modo
concreto, y se apliquen técnicas no mecánicas ni absolutistas a la
realidad cubana, teniendo en cuenta la experiencia del país.
Así me siento a soñar despierto y reflexiono:
Creo que es la hora de que la generación del siglo veintiuno haga suya
la Revolución Cubana, es tiempo de desmontar viejos patrones, es
tiempo de innovar, es momento de crear, hay que poner en práctica lo
que ha estado guardado por mucho tiempo en gavetas, hay que producir,
es hora de traer vida y esperanza.
Es tiempo de que seamos vistos como personas, de deshacer categorías
sexuales que en vez de ayudar lo que hacen es destruir, de amar sin
fronteras, y olvidar por un momento que lo blanco es blanco y verlo
del color que sientan nuestros corazones.
Al final, lo que importa en las relaciones interpersonales, aunque
duela transgredir, es el cómo nos sentimos uno/a al lado del otro/a,
no cómo nos vistamos o nos comportemos según las expectativas de la
sociedad.
El país está transitando por un proceso de parto doloroso si, es
cierto, creo que desde hace un buen tiempo se ha estado gestando algo
en la barriga del actual proceso revolucionario cubano.
Es hora de parir un nuevo modelo (la cesárea también es traumática,
por si acaso je je ), una nueva estrategia, más justa, inclusiva,
equitativa y efectiva que estimule a las fuerzas de trabajo
calificadas (si no lo son pues a superarse ya que es una inversión
rentable para el sistema) en aras de fortalecer la producción,
propiciando así autonomía y estabilidad financiera que la gente
anhela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario