Ayer fue un día como otro de mis
rutinas diarias, trabajo, corre para aquí, corre por allá, escribe
una que otra nota en
las redes sociales, haz un poco de banco en la
radio a ver si algo extra se pega...
Terminé ya la tarde noche y desde
luego mi destino es subir al ómnibus ruta P16 ya que en la noche no
es
recomendable hacer botella (autostop).
En el tramo a casa me terminé de leer
un libro que me regalaron y resultó de mi agrado, no obstante
mientras leía me
planificaba para ver una película que varios
amigos me recomendaron viera lo antes posible porque «está
buenísima» según ellos, hasta que al fin llegué a Santiago de las
Vegas. Me di un buen baño, preparé condiciones
para el día
siguiente y me acomodé en mi cuarto para deleitarme con el material
cinematográfico en cuestión.
La verdad que el filme rebasó mis
expectativas, a tal punto que me cogió tarde pegado de la pantalla.
Yo ni quería ir
al baño porque no quería perderme ni un segundo
de lo que estaba sucediendo en cada secuencia que de
sobremanera
excitaba mi atención, y puedo decir que hacía tiempo no veía una
película tan cargada de espiritualidad
y conceptos filosóficos
materializados que aparentemente en la actualidad podrían ser
improbables o imposibles.
Quedé impactado con la dirección, el
guión y las actuaciones, demostrando un extraordinario poder de
desdoble y
capacidad de hacer suya cada una de las historias de
vida, entrelazando una en paralelo con la otra. Su contenido
dramático y político transgrede cánones, modos de pensar y estilos
de vida que de forma transversal transita por
discriminaciones,
doctrinas machistas, racistas, sexistas y homofóbicas contrastando
con las relaciones de poder
expuestas en la trama.
En esta película jugó un papel
importante el significado universal del amor al prójimo que
demuestra cómo este
trasciende mas allá de la muerte, y, como un
hilo invisible desde el pasado presente y futuro, nos hace
involuntariamente juez y parte a lo largo del tiempo que dura Cloud
Atlas.
Básicamente no tuve tiempo para
detenerme en una escena y diferenciarla de otra, todo sucedió a una
velocidad tan
dinámica, entretenida y bien empalmada, que desde el
principio me sentí parte de cada una de las historias, tuve la
percepción que en algún momento mi vida estuvo y estará ligada a
algún personaje.
Lo disfruté, soñé despierto y el
piso se movió en mi mente como hacía varios años no sucedía.
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